Se han cumplido recientemente cincuenta años de uno de los momentos más importantes en la historia de los Humanos, cuando el presidente Kennedy de los Estados Unidos nos marcó la meta de conquistar la Luna.
La noticia de este trascendental discurso ha pasado casi desapercibida, y no ha tenido la repercusión mediática que merecía para que las nuevas generaciones conocieran la enorme gesta que significó la Conquista del Espacio.
Nada de lo que tenemos hoy sería posible si los Humanos no hubieran participado en alcanzar aquella hazaña. Como muy bien dijo el astronauta Neil Armstrong antes de saltar sobre la superficie lunar: Era un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la Humanidad.
Cuando John Fitzgerald Kennedy impulsó aquella tarea, faltaban casi todas las cosas, y hubo que inventarlo todo. Fotocopiadoras para poder repartir los memorandos, faxes para transmitir a distancia los documentos, teléfonos para que los científicos y los técnicos pudieran hablar, instrumentos y procedimientos médicos para conocer los límites del cuerpo humano, instrumentos para resolver cálculos que hubieran requerido semanas y meses de trabajo a grupos de matemáticos que los resolvieran por iteración…
Hoy hasta los habitantes de países más atrasados disponen en sus manos de teléfonos móviles con procesadores que tienen potencia de cálculo millones de veces superior a los elementos de que entonces la Humanidad disponía. Entonces, los ordenadores solamente eran capaces de poner en orden tarjetas, basándose en instrucciones introducidas mediante cintas perforadas. Hoy, tocando la pantalla de un teléfono barato, podemos saber el lugar en donde estamos, ver los mapas de cualquier lugar de la superficie de la Tierra y acceder a miles de millones de fotografías y textos.
No hay que admirar solamente los últimos avances tecnológicos. Los frutos de la Conquista del Espacio están presentes en la totalidad de nuestros objetos y actividades.
Si un automóvil funciona sin averías con un mínimo consumo, es porque la Conquista del Espacio permitió perfeccionar la obtención de los metales y sus mecanizados, crear plásticos y adhesivos, y alcanzar cotas de productividad industrial que han puesto al alcance de todos objetos que antes eran lujos al alcance de muy pocos adinerados.
Lo más importante es que gracias a la Conquista del Espacio no se cumplieron las catástrofes malthusianas, que aseveraban que los Humanos avanzábamos hacia la extinción por el hambre y las enfermedades.
Hoy la Tierra tiene problemas, pero los Humanos hemos aprendido desde hace siglos a enfrentarnos con las dificultades y a sobrevivir.
La mayor parte de los pioneros de la Conquista del Espacio ya han muerto, pero Anita, la narradora de nuestras historias, explicará a todos los niños y jóvenes las hazañas de estos Héroes, para que las conozcan y las expliquen a su vez a las futuras generaciones.
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